Dos miembros de la comunidad religiosa recibieron US$503.000, de Juan Carlos Cáceres quien se presenta como predicador en Miami y Barranquilla.
JYD. Judiciales Nacíon
El principal accionista de Centros Poblados Juan Carlos Cáceres Bayona y quien manejó el dinero, tras diferencias económicas, se anticipó a su socio Emilio Tapia. Ahora es testigo clave de la Fiscalía en el proceso por la firma espuria de un contrato por más de un billón de pesos para suministrar Internet a escuelas rurales.
Tan compungido y asustado se muestra por su proceder, que hace unos días reconoció que transfirió medio millón de dólares en dos giros a un pareja de pastores cristianos en dificultades económicas de una iglesia en Florida, Estados Unidos.
Cáceres se dice predicador. Lo hace en una iglesia en Barranquilla y en otra en Miami. Funge cumplidor de sus deberes cristianos y es frecuente que priorice sus compromisos contractuales por la prédica de la biblia.
Una de las personas más cercanas al proceso que enfrenta ante la justicia señaló a la Agencia de Periodismo Investigativo, API, que es usual que interrumpa reuniones de trabajo para ir a predicar la palabra de Dios, “es creyente, cristiano y en muchas ocasiones ha suspendido reuniones para enseñarles a sus hermanos la palabra sagrada, incluso en sus conversaciones personales evoca mensajes bíblicos”, aseguró la fuente quien pidió reserva de su identidad.
En el interrogatorio a la Fiscalía de hace dos semanas, entre otros asuntos, explicó al detalle cuál fue el uso que dio al anticipo. Para un apartamento 1.3 millones de dólares. Otros 75.000 dólares para gastos personales; además para la compra de un carro de alta gama de un amigo que no tenía, pero en el caso de los religiosos fue muy discreto.
“Quiero aclarar que yo le realicé dos préstamos a una familia, que son esposos, por 503.000 dólares, los cuales yo lo hice por un tema personal”, expresó Cáceres en el interrogatorio ante la fiscal anticorrupción que maneja el proceso»
Cáceres está a la espera de que la Fiscalía le otorgue un principio de oportunidad y asegura en privado que su colaboración con la justicia impedirá que vaya a prisión. Junto con Jorge Molina, quien fue contactado por Juan José Laverde y enviado a prisión el fin de semana con Emilio Tapia y Luis Fernando Duque, para que gestionara la garantía del contrato que finalmente resultó falsa.