El Tourmalet y sus 17,1 kilómetros de pendiente dura, la más dura de las que ofrece el puerto, ascendido por la cara de La Mongie, al 7,3 % de media, con tramos por encima del 10 %, con sus virajes dolorosos que pueden servir de lanzamiento de ataques osados, sobre todo en su tramo final, cuando más empinado aparece el asfalto.
Un ataque en ese terreno puede ser letal, porque tras coronar a sus 2.115 metros, la bajada de 19 kilómetros, rápida y sin complicaciones, conduce sin transición al pie de una nueva subida, Luz Ardiden, otro nombre de prestigio, más corto, 13,3 kilómetros, pero con un desnivel medio similar, 7,4 %.
En sus 25 virajes, tres más que los de Alpe d’Huez, los ciclistas deberán superar un desnivel de 1.000 metros en poco más de 13 kilómetros, sin reposos, ni un metro en el que la carretera no apunte al cielo.